jueves, 31 de mayo de 2012

BURGALESES CON APELLIDO RIOJANO

Un grupo de municipios limítrofes con La Rioja, enmarcados entre el río Tirón y las estribaciones de La Demanda, conservan su denominación de 'Riojilla burgalesa' .Numerosos pueblos burgaleses, enclavados en el límite provincial de Burgos, conforman una comarca, que no existe administrativamente pero que se conoce como la 'Riojilla burgalesa'.

Varias características han contribuido a esa denominación desde hace muchos siglos. Quizá la principal de ellas es su conexión con el valle del Oja-Tirón a través del Camino de Santiago.


El peregrino que abandona La Rioja por Grañón entra en Burgos a través de Redecilla del Camino. Y apenas nota la diferencia. El cereal de los campos, la vega de los ríos Oja y Tirón, el temperamento abierto de las gentes y las andanzas de dos santos riojanos, Domingo de la Calzada y Juan de Ortega, siguen presentes en estos municipios.

Mapa de Riojilla Burgalesa
Bascuñana, Castildelgado, Fresneña, Ibrillos, Redecilla del Camino, Redecilla del Campo, San Vicente del Valle, Viloria de Rioja, Cerezo del Río Tirón, Fresno del Río Tirón, Avellanosa de Rioja, Puras de Villafranca, San Miguel de Pedroso, San Clemente del Valle, Quintanilla del Monte en Rioja, Villamayor del Río, Sotillo de Rioja, San Pedro del Monte, San Cristobal del Monte, Quintanilla de las Dueñas y la capital de la comarca, Belorado. En alguno de estos municipios burgaleses, la distancia a La Rioja es de 500 metros.


Redecilla del Camino
Por el Camino la primera población es Redecilla del Camino. El peregrino entra en Burgos por este pequeño municipio fundado en el año 1028 como se menciona en el Cartulario de San Millán de la Cogolla. También conocida como Redecilla de los Francos, porque fue lugar de asentamiento de inmigrantes franceses, se sitúa
Sotillo de Rioja
a los pies de la Sierra de la Demanda. Contó con un importante hospital dedicado a San Lázaro, en su iglesia parroquial tiene una joya, su pila bautismal del siglo XII. Por aquí pasaba la calzada que Santo Domingo construyera en el siglo XI. Cerca de este núcleo se encuentran Bascuñana, Ibrillos, Sotillo de Rioja y Redecilla del Campo.

Castidelgado
Siguiendo la ruta peregrina, Castildelgado es la segunda población perteneciente a la comarca de la 'Riojilla burgalesa' que se encuentra a la vera del Camino. Villa de Pun, como se conocía en la Edad Media, destaca por su fabricación artesanal del chocolate. Siglos lleva la familia Merino fabricando este producto hasta el punto que a Castildelgado se le conoce en los contornos como el 'pueblo del chocolate'.
Viloria de Rioja

Desde esta localidad se puede acceder a las que, ubicadas a los pies de la Sierra de la Demanda, pertenecen a esta comarca como Avellanosa de Rioja y San Clemente del Valle. Dejamos Viloria de Rioja a nuestra izquierda, puesto que este municipio merece un punto y aparte en nuestra ruta por la 'Riojilla burgalesa', y nos encaminamos hacia Villamayor del Río.

Belorado

Cerca de Villamayor se encuentra la capital de la comarca: Belorado. También atravesada por la N-120 y por el Camino de Santiago, esta pequeña 
localidad era la primera de la Diócesis burgalesa, puesto que las anteriores pertenecían a Calahorra. Fundada en 1151, también contó con hospital de peregrinos y entre sus casas hay varias construidas con entramados de madera vistos, lo que hace recordar siglos pasados.

Es una población de más de 2.200 habitantes, de origen romano y ya citada en el año 945 en algunos documentos. Durante el Medievo, en pleno auge de las peregrinaciones a Compostela, ya estaba habitada por francos, castellanos, moros y judíos. Contó con numerosas iglesias de las que sobreviven dos: San Pedro y Santa María.

Convento de Santa Clara - Belorado
Belorado tiene una gran riqueza económica, pues, además de la agricultura, posee minas de sulfato sódico, fábricas de pieles y maderas y un amplio sector de servicios al ser punto clave en la comarca de la 'Riojilla'.

Esta localidad es un fuerte punto turístico. Además de sus iglesias y las ruinas del castillo, asentadas sobre un elevado escarpe -donde también se hallan las cuevas que sirvieron de eremitorio a los anacoretas San Caprasio, Santa Pía y San Valentín-, una de sus aldeas, Puras de Villafranca, se ha convertido en reclamo turístico por tres elementos singulares.

Éstos son la Dehesa de Hayas, un parque natural con árboles centenarios y un fuerte valor ecológico; la Cueva de Fuentemolinos, con cuatro kilómetros de desarrollo, la sexta en el mundo por sus características, preparada para la espeleología que presenta un conglomerado calcáreo con formaciones cásticas de hace 35 millones de años; y la última atracción turística, las minas de manganeso que fueron explotadas entre 1844 y 1968 y que han sido recuperadas para ser abiertas a visitas.

Puente sobre el Río Tirón - Belorado
Estas minas servían para la extracción de pirolusita, una importante concentración de manganeso con una pureza de más del 60 por ciento. Un taller de empleo ha recuperado y acondicionado las minas para que puedan ser visitables. Además se han restaurado el horno de pan, las oficinas, la mini-central eléctrica, el lavadero y el lavadero de minerales que pronto ahora es un centro de interpretación.

Belorado cuenta también con un puente, camino ya de Burgos, construido por los dos santos riojanos, San Juan de Ortega y Santo Domingo de la Calzada. Pero no hace falta cruzarlo para conocer el otro núcleo importante de esta comarca: Cerezo del Río Tirón.

Cerezo de Río Tirón
Fuera ya de la ruta de las estrellas, y más encaminado hacia La Bureba, se encuentra esta localidad habitada en la época prerromana por los autrigones, una tribu celtibérica. Cerca ya del límite riojano por la zona de Casalarreina, Cerezo es punto importante de la calzada romana que desde Italia llegaba a Hispania.

La población tuvo fueros y castillo y en la localidad nació Andrés Gutiérrez de Cerezo, autor de 'Ars Grammatica', primer incunable de la imprenta burgalesa. Los habitantes de Cerezo, utilizan la Rioja para hacer toda su vida, dada la cercanía a dos poblaciones importantes: Haro y Santo Domingo de la Calzada.


TEXTO extraído íntegramente del artículo de Fran Echevarría publicado por el EL CORREO el 28 de octubre de 2008:

FOTOS: Panoramio.

lunes, 28 de mayo de 2012

EL COMIENZO DEL MOVIMIENTO PROVINCIALISTA RIOJANO: LA CREACIÓN REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE LA RIOJA CASTELLANA


La provincia de la Rioja, como así se debió de llamar siempre y con todo su territorio natural, quedó oficialmente constituida por las Cortes en el año 1821, pero desde medio siglo antes funcionó la Real Sociedad Económica de la Rioja Castellana, que podemos considerar un antecedente y a la vez la más decidida impulsora de la creación de la nueva provincia riojana.

Mayo de 1783 puede considerarse como la fecha clave del nacimiento de la conciencia provincialista riojana. Sin duda existen experiencias anteriores de sus habitantes que comportan tendencias unitarias administrativas, pero nunca habían sido consensuadas ampliamente en el interior de nuestra tierra, ni refrendadas, lo que es más importante, desde las instancias superiores o Gobiernos.

En 1783 "se reunieron cincuenta y dos pueblos de la Rioja a tratar de los medios de facilitar la extracción de sus cosechas de vino que cada día se aumentaban y mejorarlo". En la reunión se buscaba, formar una Sociedad con fines eminentemente pecuniarios, articulada bajo los intereses vitivinicultores.

Una Real Orden de 25 de enero de 1787, permitió definitivamente la agrupación de "los representantes de los pueblos de Rioja", bajo la supervisión del Señor Intendente de Burgos, para realizar una Junta, que se efectuó el día 16 de abril del mismo año, "en la que se trató de arreglar los Estatutos con que la Sociedad había de gobernarse". Y, en efecto, fueron aprobados por Real Cédula del 12 de abril de 1788: Otra Real Orden del 7 de enero de dos años después, 1790, estableció que la Real Sociedad Económica de la Rioja castellana, como fue denominada, se compusiera de "un comisionado de cada uno de los pueblos de su demarcación". Por fin la Sociedad inició su vida celebrando las primeras Juntas Generales a lo largo de una semana, desde el 8 hasta el 13 de mayo de 1790, en la casa particular de un hacendado de la Villa de Fuenmayor.

Los continuos contactos durante casi veinte años entre sus habitantes fomentaron especialmente una integración de intereses gremialistas de este sector económico, finalidad central y última de la Sociedad, pero a la vez auspiciaron unos comportamientos y formas administrativas autónomas – Cargos, libros de Actas y de Cuentas, rituales de la Sociedad, y sobre todo, una nomenclatura que cimentará más tarde en intenciones y objetivos más elevados.

Por primera vez se oirán en sus reuniones formales, por ejemplo, palabras, incluso pronunciadas por las Autoridades gubernamentales que las presidían, tales como "Junta Nacional de la Rioja Castellana" , "pueblos de su demarcación", ... que implicaban ya unas intenciones ulteriores al plano económico en el que teóricamente se movían. Aquí están, sin duda, los inicios ideológicos y prácticos del que será posteriormente el movimiento provincialista riojano.

A las primeras Juntas celebradas en la villa de Fuenmayor en 1790 asistieron 52 "apoderados" de un total de 54 poblaciones riojanas administradas desde la Intendencia de Burgos. Listado de asistentes. Confraternizaron durante una semana seguida, proponiendo, discutiendo, acordando, y votando de forma autónoma, sus problemas económicos comunes. La cuestión estrella, y legalmente admitida, era "proponer medios y arbitrios menos gravosos que proporcionen fondos para llevar a efecto el Camino proyectado por el Arquitecto Don Francisco de Echanove ... desde el confín de Logroño con Agoncillo, que se ha de dirigir por esta Ciudad, Fuenmayor, Cenicero, Montalvo, la Estrella, Briones, Gimileo, Haro, hasta el confín de Cellorigo".

Pero además de conferenciar sobre fiscalidad, lo hicieron también sobre otras cuestiones de menos fondo, aunque sustanciales desde otras perspectivas, como son las impulsoras de la integración del territorio regional al que representaban para una posible posterior administración provincial. Por ejemplo, se acordó solicitar el concurso e integración en la Sociedad del resto de las poblaciones de los partidos burgaleses riojanos con cabeza en Logroño y Santo Domingo, así como hacer lo mismo con aquellas otras consideradas riojanas aunque pertenecientes a la Intendencia o provincia de Soria. Así aparece recogido en las Actas oficiales de la Junta: "se acordó el suplicar a los Señores de la Diputación, que con urbanidad, que les es tan propia, se sirvan pasar sus Oficios persuadiendo, e inclinando a los Pueblos de Cosecha de los Corregimientos de Logroño, y Lacalzada y a los Agregados de esta Rioja Castellana a la Intendencia de Soria a que se unan, e incorporen a esta Sociedad".

La "llamada" fue exitosa. Aunque no conocemos el ritmo de incorporación de las poblaciones ajenas al núcleo fundador de la Sociedad, coincidente con la mayoría de los municipios hoy considerados de La Rioja Alta, sí sabemos que al final del siglo se reunían más de "ciento cincuenta vocales ... como representantes de otros tantos pueblos", y que éstos correspondían con "todos los pueblos comprendidos en el mapa de Rioja del geógrafo D. Tomás López".







BIBLIOGRAFÍA:

BERMEMAR: www.bermemar.com
Libro La Rioja Provincia y Región de España. - Felipe Abad León
IER Instituo de Estudios Riojanos

lunes, 14 de mayo de 2012

RIOJA SÍ, GAROÑA NO

Una vez más el gobierno del Estado ha vuelto a atentar contra la Rioja, no solo contra nuestra tierra, si no contra nuestras gentes, todo un menosprecio y un insulto a la inteligencia, a la razón que debe regir toda sociedad civilizada.


Garoña, abrió en 1971 y es la central nuclear más antigua de España. Es de un diseño similar a la de Fukushima, y es más vieja que la de Chernobyl, pero que en este caso por desgracia no esta situada ni en la antigua URSS ni siquiera en Japón, sino muy cerca de La Rioja, a escasos kilómetros de nuestra tierra.


La de las mil grietas, como algunos le llaman, tiene en su perímetro de 30 km. una población de 50000 personas, algunas de ellas vecinas de municipios riojanos como Foncea, Fonzaleche, Treviana o San Millán de Yécora, pero en el radio de influencia de esta obsoleta central nuclear se encuentran otros muchos municipios de la comarca de Haro, como Sajazara, Agunciana, Casalarreina y el propio municipio de Haro que está a escasos 35 km de Garoña.

Pero les da igual, que sea vieja o que esté donde esté, ahora el nuevo Ministerio de Industria justifica su no cierre en que "la necesidad de garantizar el suministro se ve acentuada en los últimos tiempos como consecuencia de las incertidumbres derivadas de los conflictos surgidos en algunos países, cuya evolución puede tener una incidencia relevante en el mercado internacional de los combustibles fósiles". 

En realidad en España hay una sobrecapacidad eléctrica, como con frecuencia recuerda el ministro de Industria, José Manuel Soria, y el cierre de Garoña no supondría un sistema para la red. Argumentos igual de forzados los usó el anterior Gobierno para justificar el cierre -como que Garoña dificultaba el cumplimiento de los objetivos europeos de renovables-. 

Las condiciones en las que se está produciendo energía nuclear en la Central de Garoña, una central con 38 años de antigüedad, obsoleta, con carencias en materia de seguridad, tecnología antigua y que sigue generando residuos radiactivos de difícil gestión, son más que dudosas. Y que para colmo dicha peligrosidad queda demostrada y ratificada claramente en las exigencias que el Consejo de Seguridad Nuclear hizo a la Dirección de la Central para poder renovar su licencia de explotación, al instar a dicha central a que mejorase la implantación de medidas correctoras en materia de experiencia operativa, de instrumentación de medidas de gases combustibles, pruebas de funcionamiento prolongado de los generadores diesel de emergencia y así hasta 15 requisitos para prolongar la explotación de Garoña.

El Ministerio de Industria quiere revocar tres puntos de la orden ministerial de supuesto cierre firmada por el anterior ministro Miguel Sebastián. Anular el que fijaba la fecha de cierre, el que iniciaba el desmantelamiento y el que impedía a la central hacer obras o papeleo que buscara otra prórroga. No se puede anular la orden entera porque entonces Garoña se quedaría sin licencia. La nuclear tiene ahora hasta el próximo 6 de septiembre para presentar una nueva solicitud. 

El plazo es de seis años (las eléctricas querían 10) porque el Consejo de Seguridad Nuclear tenía todos los estudios hechos para una prórroga hasta 2019 (eso es lo que pidió Garoña en 2009). Era materialmente imposible rehacer los estudios y buscar nuevas condiciones técnicas. El Consejo obligará a Garoña a aquellas obras de las que le eximió (cambiar el cableado y un sistema de ventilación de gases). Así que Garoña tendrá previsiblemente seis años más de vida en los cuales tendrá que realizar cuantiosas inversiones. 

En definitiva, seis años más de sufrimiento, 6 años más viviendo en el alambre de la peligrosidad y el riesgo nuclear en la Rioja. De las pequeñas prórrogas del Gobierno de Zapatero, pasamos a la ampliación rotunda del Gobierno de Rajoy. Del titubeo hemos pasado a la rotundidad. Sea como sea, o gobierne quien gobierne, Garoña ahí va a estar, hasta 2019, o hasta que reviente.

Noticias relacionadas:

Javier Martinez Foncea


miércoles, 2 de mayo de 2012

LOS ORIGENES DE LA RIOJA (II)


     Hacer historia en tierras del Ebro no siempre es cosa fácil. Si bien no nos faltan los datos de diverso tipo, hay aspectos del pasado que se prestan a debates bastante apasionados.  Muchas veces uno tiene la sensación de hallarse en una especie de campo de batalla entre dos fuegos donde, más que intentar buscar las raíces de la zona con rigor, parece que la materia fuera una especie de oportunidad para defender determinadas reivindicaciones con pinceladas extremistas.

     Digámoslo con rotundidad: La Rioja ha sido históricamente una tierra disputada por dos grandes fuerzas, la navarra por el norte y la castellana por el oeste-suroeste, y esto ha influido poderosamente en muchas de las percepciones que circulan en ese campo de batalla paralelo que es el de las ideas, y especialmente aquellas asociadas al debate acerca de la identidad del territorio.

     A estas alturas de la vida, no obstante, deberíamos haber superado ya muchas cosas. Y sobre todo deberíamos haber abandonado algunos clichés y respuestas automáticas muy arraigadas. En nuestra época los estudios de historia deberían ser lo más independientes posibles de los condicionantes externos e incluso, si se me permite la expresión, aspirar a presentar una razonada asepsia. Por otra parte, si la forma de encarar el estudio del pasado ha de ser desapasionada, también han de serlo las conclusiones que se extraigan de cada descubrimiento.

     Lo malo es que todo esto no parece terminar de hacerse realidad en algunos aspectos del conocimiento de los orígenes de La Rioja, y especialmente en el controvertido tema de sus raíces vascas. Para algunos sectores, mencionar el hecho de la presencia del euskera al sur del Ebro viene a ser casi como hablar de un asunto inquietante, en el que nunca parece que se puedan tener posturas moderadas.

     Siempre me ha disgustado mucho este estado de ánimo, ya que considero que aceptar la idea de que La Rioja fue un territorio de habla vasca no debería ser interpretado  automáticamente como una llamada a su integración por ejemplo en la Comunidad Autónoma Vasca, o que tales ideas formen parte de movimiento táctico alguno del nacionalismo vasco. Que el espacio riojano fuese vascoparlante desde antiguo ni da argumentos a favor de determinadas ideologías ni se los quita a nadie. Se trata simplemente de un hecho del pasado, y por tanto imposible de cambiar, que deberíamos contemplar sin dejarnos llevar por el exceso de emocionalidad que frecuentemente se percibe en algunos círculos.

     Dicho lo dicho a modo de advertencia previa, y entrando en el tema central de este artículo, llega el momento de plantearnos la pregunta fundamental: ¿Qué es La Rioja y qué significa este nombre?
     Las teorías sobre el particular han sido incontables, y quizás esta abundancia de propuestas ha oscurecido un tanto nuestra comprensión del problema. De todas formas, pienso que existen indicios suficientes para reconstruir la formación del término, el territorio al que hacía referencia y su evolución posterior.

     Se suele decir que la primera cita del concepto Rioja aparece en el fuero de Miranda de Ebro de 1099 (o de 1177 según algunos autores). En un pasaje del texto, en el que se habla de las disposiciones legales que deben cumplir las gentes del lugar, se puede leer lo siguiente:

Fuero de Miranda
(…) omnes homines de terra lucronii, aut de nagera, aut de rioga, qui uoluerint transire mercaturas uersus alauam, aut de aliam terram ultra ebro (…)

     Lo cual, traducido vendría a significar aproximadamente:

(…) todos los hombres de tierra de Logroño, o de Nájera, o de Rioja que quieran llevar mercancías hacia Álava, o cualquier otra tierra al otro lado del Ebro (…)

     Aquí ya podemos observar un detalle significativo: la tierra de Rioja era una comarca situada al sur del Ebro, colindante con las de Logroño y Nájera, principales centros urbanos de la región.

     Aunque a primera vista puede parecer evidente deducir que tal nombre hacía referencia al actual Río Oja, algunos autores han cuestionado recientemente esta idea, defendiendo que el riachuelo jamás se llamó así, y que por el contrario siempre se ha denominado La Glera, Ilera o Illera.

     De todas formas, la documentación acerca del río es muy abundante, y proliferan formas como rivo de Ogga en 1082, fluminis Oggensis en 1087 (ambas anteriores a la del fuero de Miranda), riuo de Oiha en 1120 (la cual, como veremos enseguida, parece conservar la forma más arcaizante), rivum de Oia en 1120, rivo Ogia en 1121, rivo de Oia en 1122 y 1133, rio d’Oia 1183 y 1198. Entre estas menciones, la más interesante es una de 1275 donde se lee textualmente rio de Oia que dizen la Glera, lo cual nos evidencia que ambas denominaciones del río convivían al mismo tiempo, en función de las tendencias de los hablantes.

Ojacastro
     Más antiguas son las citas que hacen referencia a la población de Ojacastro, como Olia Castri de 1045, Olia Castri en 1056, Oia Castro en 1074, u Oggacastro de 1087. Dado que el pueblo está situado a la misma orilla del río, parece incuestionable el hecho de que el primer componente del topónimo no es otro que el del curso fluvial, y que por tanto tal denominación venía ya de antiguo. Recordemos si no, otros topónimos como Albelda de Iregua, Cervera del Río Alhama o Cerezo de Río Tirón, donde se emplea también el mismo recurso de nombrar a una localidad añadiéndole el complemento del río junto al que se asienta, como una especie de apellido que lo diferencia de otras localidades de nombre similar.

     En el caso de Ojacastro esto era necesario debido a la abundancia de lugares en época medieval que eran denominados bajo el concepto de castro o fortaleza. Y es aquí donde de paso entramos en otro aspecto esencial: el orden de los componentes del topónimo.

     Para cualquiera que conozca un poco la estructura de las hablas romances comparada con las del euskera, resulta conocido el detalle de que este último suele tender a realizar construcciones en un orden inverso al castellano. Así que para denominar un castro que estuviera situado a la orilla del río, se emplearía una forma del tipo *Oja-castro que,  en efecto, vemos en el topónimo, en vez de la castellana que habría sido *castro (del) Oja.


Teniendo en cuenta que Ojacastro fue durante toda la Edad Media el epicentro de la región vascófona riojana, es inevitable concluir que estamos ante un nombre de origen euskérico, y que muy posiblemente el mismo del Oja también lo es.

     A pesar de las muchas teorías que se han vertido al respecto, defiendo a nivel personal la idea de que Oja vendría de la palabra vasca *oiha, la cual ha evolucionado al término del dialecto vizcaino moderno (el más parecido al antiguo riojano) oia = “cama, lecho”, y por extensión “lecho fluvial”, que en otros dialectos vascos presenta la variante ohe de idéntico significado.

     Esta interpretación es coherente con el mismo nombre romance de Glera, ya que en efecto este significa “cascajo del lecho de un río”, por lo que parece que estamos ante una tautología, es decir, la repetición de una misma idea en dos lenguas en convivencia.

     Un buen paralelo del fenómeno lo tenemos en la cercana Fresneda de la Sierra Tirón, cuyo nombre osciló en los primeros documentos entre Lizarraga (del euskera lizar = “fresno”), y Fresneda, hasta decantarse por el actual bajo la influencia castellana. Considero pues, que Oiha fue el nombre primitivo del cauce fluvial que pasaba junto a Ojacastro y que, según fue perdiendo importancia el idioma vasco, fue reemplazado poco a poco por su equivalente romance de La Glera, hasta quedar el primero casi olvidado a nivel popular.

Iglesia de Agujarte (aldea despoblada de Casalarreina)
     Para complementar todo esto, hay que decir que en la documentación medieval sobreviven un par de citas de sumo interés. La primera es la mención del nombre del despoblado de Ajugarte, junto a Casalarreina, donde encontramos formas como Oggobarte u Oggabarte en 1087 y años posteriores. Parece muy razonable interpretar el topónimo como derivado de *oiha-ubarte = “entre aguas del Oja, isla fluvial del Oja”, con el abundante componente euskérico uharte / ugarte / ubarte = “entre aguas fluviales, islote fluvial, espacio junto al agua”. Este detalle refuerza la idea de que Oja era el nombre del río.


     Más importante es la cita del libro becerro de Santo Domingo (cita que analicé por primera vez en una conferencia en Logroño en 2010, y que publicaré más detalladamente en una obra que saldrá seguramente este año), donde se registra la existencia en 1380 de un rincón de Villalobar conocido como Val de Oiaco Harana. El análisis por el euskera de esta construcción es muy sencillo, y significa “el valle u hondonada del Oja” (donde de paso, vemos otra tautología vasco-romance de val y haran). Esto nos confirma que la población vascófona denominaba así al valle del río, y que por tanto el origen del nombre es incuestionablemente euskérico, lo cual resulta esperable en lo que fue en su tiempo la región más intensamente vascohablante de toda la zona.

     Acercándonos al aspecto concreto de cómo adquirió toda La Rioja su nombre actual, hay que echar mano también a los documentos medievales para entender el proceso. Si exploramos la abundante documentación catedralicia de Santo Domingo, complementándola con otras fuentes, se puede comprobar la existencia al menos desde 1191 del ente administrativo de La Merindad de Rioja, el cual, al principio era conocido como la meryndat de Burueua e de Rrioia (1270), aunque a partir del siglo XIV su parte riojana se fue escindiendo hasta formar una demarcación independiente de La Bureba.


Así pues, La Rioja no sería sino una contracción de esta expresión, que en un principio sólo definía el espacio natural del Valle del Oja, con ligeras extensiones hacia algunas localidades de la orilla izquierda del Najerilla. Sólo sería a partir del siglo XVI cuando, influido por diversas reformas territoriales internas de Castilla, el concepto de Rioja comenzó a extenderse más allá de su ámbito primitivo, hasta que a finales del siglo XVII un autor como el padre Anguiano nos definió el territorio riojano en la mayor parte de los límites que conocemos ahora. Con todo, hay que recordar que el proceso ni siquiera se puede dar todavía por finalizado, ya que aun hoy sigue siendo frecuente entre algunos cameranos no considerarse a sí mismos como enteramente riojanos.

Al margen de estos detalles, podemos concluir que, a nivel exclusivamente geográfico (que no hay que confundir con los planos lingüístico, administrativo o histórico), sí que parece razonable la idea de la existencia de una comarca natural riojana formada por el espacio en el que discurren los arroyos del Sistema Ibérico Norte que desaguan en el Ebro, junto con la vecina área de La Sonsierra, aunque desconocemos por completo si tal territorio tuvo algún nombre específico. Hace ya mucho tiempo que deseché mi teoría de que el euskera beruina = “vendimia” y “mosto” podía conservar el recuerdo del nombre de la supuesta *Beronia, ya que la palabra vasca es un préstamo del gascón veronha, de idéntico significado, y sin relación alguna con los berones. Aparte, no existen citas en autores clásicos de esta *Beronia que algunos han postulado, y las únicas referencias que tenemos hablan de la tribu o población de los berones a nivel genérico, que no ocupaban más que una parte de La Rioja moderna.

     Resumiendo lo dicho, hay motivos más que razonables para suponer que el nombre de La Rioja proviene en efecto de un término euskérico *Oiha que significaba “lecho fluvial”, y que con la decadencia del idioma fue sustituido por el más reciente de Glera / Ilera. Posteriormente, se constituyó la demarcación administrativa de La Merindad de Rioja, que con el tiempo fue simplificada en la expresión moderna de La Rioja, extendiéndose a todo el ámbito que hoy en día conocemos como riojano.

LA RIOJA, ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DE UN NOMBRE CONTROVERTIDO. 
Eduardo Aznar Martínez